
DESTRUCTOR.
por juego del destino me tocó verlo de una forma,
que ciertamente no puedo atreverme a negar. No
creí que llamarlo fuera sencillo, pero por alguna
razón no se me dificultó hacerlo; no necesité de
nadie, sólo bastó con el conocimiento que yo tenía. Por
lo mismo nunca creí que funcionara, lástima que
mi ingenuidad fuera tan grande.
Esa misma noche y sin demora me llamó, pero no
de una forma tangible, no por lo menos para el común
de la gente.
Lo primero que recuerdo fue haber despertado en
una casa similar a donde solía vivir, estaba sobre una
cama, en una habitación oscura y húmeda. Lo primero
que me pregunté al despertar fue cómo había llegado
hasta allí, primero creí estar en casa, pero no era así,
este era un lugar totalmente nuevo; como no recordaba
nada antes de aquello comencé a buscar la salida, ya que
me aterraba la idea de no saber donde me encontraba.
Busqué por todos lados, y fueron muchas las cosas que hallé,
inmensos vacios, ventanas selladas y puertas que no
daban a ningún lugar; más que una casa parecía un
laberinto manejado por la desolación.
Conforme el tiempo pasaba, mi angustia aumentaba
pues apenas podía ver en aquella oscuridad, y no
podía saber cuanto tiempo llevaba allí, o si era de día
o de noche... lo único que sabía era que estaba sola
(o eso creí) y no podía morir en aquel lugar sin
que nadie lo supiera. Me trastornaba no sentir nada.
no olores, ni colores y menos sonidos, eso me llevó
a pensar que quizás ya estuviera muerta o
condenada a la oscuridada eterna, pero cómo,
cuándo y por qué. No merecía terminar así.
Toda esa confusión se opacó de pronto por algo que
creía imposible dadas las consecuencias; en el fondo de
un largo pasillobrillaba algo parecido a una tenue luz
blanca. No estaba segura de que fuera real, pues
claramente el encierro trastorna a cualquiera; aunque
me intrigaba la probabilidad de que pudiera ser real,
de que fuera la salida.
Me armé do todo el valor que pude y caminé a tropezones
en la parcial oscuridad del pasillo hasta llegar a lo
que creí era la fuente de la luz: una puerta muy alta
y maciza, forajadaen algún metal que desconosco.
Llena de emoción y esperanza traté de abrir la puerta,
pero aunque lo hice con todas mis fuerzas esta no se
movió, aún así no me desesperé, algo en mí me
decía que no todo estaba perdido, de pronto y casi de
un modo inconsciente revicé uno de mis bolsillos donde
extrañamente encontré una llave de plata, la cual nunca
antes había visto y no me explicaba como había
llegado a mí... _ ¿una llave de plata?...
las cosas se ponían más extrañas a cada momento.
Sin más preámbulo traté de busca la cerradura
en la puerta y para mí agrado la hallé de inmediato,
me pareció raro no verla desde el principio, pero
eso no importaba, calcé la llave y pude abrir la puerta
sin ningún problema.
Al abrirla la luz me cegó unos momentos, no podía
creer que había salido de aquel lúgubre lugar...
al recuperar la visión fuí perdiendo toda esperanza,
ya que ese lugar no era más que otra habitación de la casa,
claro que esta habitación era distinta, llena de una luz
la que no sé de donde provenía, ya que no había ventanas;
lo que sí había eran espejos, era un cuarto lleno de espejos.
Fue entonces que me vi obligada a tomer una desición;
"quedarme y recorrer aquel lugar o volver a la oscuridad
de la casa". Como la oscuridad total me aterraba decidí
quedarme , asumiendo los riesgos, entonces como si
alguien escuchara mis pensamientos y los cumpliera, se
cerró la puerta a mi espalda, sólo me quedaba caminar
y así lo hice, conforme avanzaba, avanzaban también
mis miedos ya que los espejos no me reflejaban, sólo
mostraban los reflejos de los demás espejos.
Mi temor fue tan grande que caí inconsciente al suelo
presa también de un cansancio extremo. En mí todo era
oscuridad hasta que un olor repugnante y un frío intenso
se apoderaron de mi ser y me hicieron recobrar la consciencia;
al hacerlo pensé estar despertando de un sueño, pero en
realidad entraba a una pesadilla, pues ya no estaba sola.
Frente a mí había una persona, más bien una cosa, de apariencia
difusa y pútrida. Al verlo me puse de pie e intenté correr
para apartarlo de mi vista, mas no pude, este no me dejó.
Comenzó entonces a acercarse y al hacerlo noté que
emitía un penetrante olor a descomposición y dolor,
definitivamente la muerte estaba con él, y él quería algo
de mí. Cuando estuvo junto a mí, me tomó con micha
fuerza, tanta que creí que moriría, fue entonces que
pude ver en sus ojos opacos lo que jamás creí ver
en esta vida, en un instante vi todas las masacres
del mundo ocurriendo al unísono, vi las muertes más
brutales, las guerras más sangrientas y los dolores
inimaginables, la sangre escurría por todas partes
y brotaba de grandes ríos inertes, además de todo
lo que bombardeaba mi cabeza, el contacto con él
quemaba y laceraba mi cuerpo haciéndolo sangrar.
En medio de aquella convulsión total tanto de mi
mente como de mi cuerpo, algo se detuvo, no sé decir
qué, pero detuvo todo a su paso, permitiéndome
ver el origen de la oscuriodad, de la muerte y el
dolor, entonces vi como se aclaraba una imagen
ante mí, pero en cuanto más se aclaraba más pavor
me causaba, ya que esa imagen era la mía...
Sí, era yo la causante de tal desborde de dolor;
entonces a causa de la impresión mi cuerpo se
heló por completo y todo continuó.
Al paralizarme a cero grados él también se
paralizó, pero a diferencia mía él se quebró, su
cuerpo escurrió por todo el lugar, llevándose consigo
todos los espejos y sus reflejos sin fin, mas ello
sólo duró un instante, pues lo demás sólo fue destrucción,
de todo lo que podía rodearme... yo sólo recuerdo una
violenta sensación de vacío tanto dentro como fuera
de mí.
Eso fue lo último que sentí, porque ni siquiera podía
ver; luego todo fue paz.
Despertar fue lo más impactante después de semejante
escena y más aún cuando al hacerlo había un grupo
de extraños mirándome fijo (con cara de desconcierto),
totalmente desorientada pregunté donde estaba y como
había legado ahí, ellos dijeron que me hallaron en un
lugar en demolición, en estado grave y con heridas
severas; yo no podía creer que todo pudiera haber sido
real. Entonces con un profundo nerviosismo pregunté
cuanto llevabaen aquel lugar, la respuesta fue clara
y precisa: "seis meses".
Guardé silencio, no era necesario decir más.