El sol se va, los días se acaban...
¿y los sentimientos?
Esos siempre permanecen, se acoplan al ser y le dan forma.
Incluso, tal vez, son la forma misma que se enmaraña sobre sí; que muta sin cambiar demasiado y que se mantiene sin ser perenne.
Y se sienten cada tanto, recordando que estamos, que somos y que muchas veces añoramos.
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