Él se desploma sobre la nieve, sin fuerzas para moverse. Entonces ella corre a abrazarlo.
-¡Tranquilo, vas a estar bien! Te amo.
- Gracias ¿De verdad?
- Obvio que no, no te das cuenta que esto es un sueño.
- Entonces no me despiertes.
Comienzo sabiendo que nunca llegarás a leerme, la razón es más que obvia, pero pese a ello y luego de meditarlo varios días consideré importante y necesario hacerte saber un par de cosas.
Antes que todo quiero que sepas que pese a la pretensión que puedan tener estas líneas, creo que te entiendo, o al menos quiero que sepas que he dedicado tiempo en hacerlo, en tratar de mirar al mundo con tus ojos. Y he quedado prendada de dicha experiencia, pues considero que desnudar la humanidad descarnada de la desolación es profundamente hermoso y desolador; y desearía haber podido compartir algún comentario contigo al respecto.
Quiero que sepas que me has inspirado de cierto modo, a la forma de registrar mis ideas y a no abandonar las letras, sino que a mantenerlas como fuente de apoyo y expresión constante. Gracias, porque es debido a ti que me mantengo, sintiendo que es relevante dejar registro de cuanto siento y pienso, aunque estos escritos sean una profunda oscuridad.
Dejo constancia de la importancia de tu existencia (aunque lejana) en mi vida. Me reconforta haber llegado a ti, así que lo agradezco.
He inventado otra tierra, otro universo. Un lugar de ensueño, donde gobierno y donde accedo a todo cuanto anhelo.
Es un reino maravilloso, donde te veo a diario, donde viajo por el mundo, donde leo todo canto deseo.
Es el lugar perfecto, y por tanto sé que no es real, por eso lo escondo, lo oculto tras el espejo de mis pupilas.