Correr tras de ti es como ir tras las nubes,
por momentos te sientes esperanzado,
casi puedes sentir el calor, en la punta de tus dedos,
casi sientes como si una suavidad tibia te envolviese.
Y justo en ese momento el viento arrecia nuevamente.
Se lleva el anhelo y la posibilidad de calor.
Sólo miras de lejos como el viento encausa nuevos rumbos
a la distancia.
Y aquí donde tú te encuentras,
vuelve a oscurecer y a hacer frío.
Mientras las nubes se alejan sin mirar atrás,
sin voltear siquiera.
Es por tales motivos que he decidido no correr más.
Por ahora me arrullo con el viento y observo, por si un día
esa brisa vuelve a pasar por aquí.