- Te lo puedo preguntar...
¿Me amabas?
Lo siento... -
Creo que sí
- ¡Mierda!
Pero tranquilo, creo que ya me estoy mejorando. -
- No es eso...
Ahora desearía tener vida eterna.
- ¿Y cómo es que te enamoras?
- Pues pasa de pronto que voy por ahí, y sin previo aviso escucho un par de palabras...
Y de pronto cobran todo el sentido del mundo, más aún si van acompañadas de una hermosa melodía.
Así sin más, esas palabras se quedan conmigo y me acompañan para siempre (tanto que las comienzo a tararear).