2 de abril de 2012

Amada

Amaba tanto que no sabía que en realidad consumía el mundo, 
que destrozaba y secaba tanto que en desiertos tornaba todo cuanto tocaba.
Amaba, mas no veía, oia o susurraba, 
estaba vendada y adormilada entre las brisas de su mirada.
Amaba, dolientemente mas su corazón no notaba... 
no daba cuenta alguna de que en verdad no amaba; 
torturaba la vida misma y a quienes se le acercaban. 
Mas seguía radiante en su deambular soslayado.
Nunca vió ni sintió siquiera que en verdad a nadie amó, 
que sólo estuvo perdida y vacía de emoción.
Nunca abrió sus ojos, mucho menos su corazón.
Y así continuó amando, sin rostro, cuerpo, ni alma, tan sólo a la ilusión.